CRÓNICA DEL TORNEO

Aunque así lo parezca, no fue nada fácil imponernos en el torneo disputado en esta pasada Semana Santa.

El equipo contaba con las ausencias de Joel, David, Héctor, Carlos Guillén, Alonso, Yebra, Pablo Jiménez e Iván Vicente, si bien este último estuvo en el primer partido contra Miralbueno.

Para suplir a los cancerberos ausentes, el equipo contó con la participación extraordinaria de Oscar Malón, que realizó un gran torneo, obteniendo incluso el premio al mejor portero.

La primera fase nos emparejó con Miralbueno, Casetas y Amistad.  A priori equipos bastante asequibles, pero a excepción de Miralbueno los otros dos nos plantaron cara, y aunque el resultado nunca peligrase no fue ni mucho menos un camino de rosas.

En semifinales nos enfrentamos a Escalerillas, un buen equipo de segundo año que contaba entre sus filas con la portera de la selección aragonesa alevín femenina y con un delantero muy incisivo – Iván (nº 17) -  que a la sazón se llevó el trofeo a mejor jugador del torneo, y con unos jugadores muy altos y aguerridos que hicieron que nuestros muchachos se tuviesen que emplear al  cien por cien.

El partido, calificado por los organizadores como el mejor del torneo, se desarrolló con deportividad, pero fruto de la entrega de los futbolistas, en muchas fases del mismo se convirtió en un campo de batalla con continuas faltas por parte de ambos equipos.

Montecarlo mereció el triunfo pues contó con mayores y mejores claras ocasiones de gol para romper el empate, pero al final se llegó a la lotería de los penalties, y obtuvimos el premio merecido de llegar a la final, donde nos encontramos de nuevo con Amistad, que en semifinales había eliminado a Utebo.

La diferencia entre este Amistad y Montecarlo era más que notable, pero en el fútbol juegan once contra once o en este caso siete contra siete, y aunque seas inferior si te empleas con ilusión, ganas, fuerza y garra no es tan fácil imponer la mayor calidad.

El entrenador de Amistad, conocedor de nuestro juego, implantó un sistema ultradefensivo 1-1-4-1, que maniataba a nuestros hombres de medio campo, e impedía trenzar jugada alguna. El partido se atascaba y Montecarlo no encontraba la fórmula para desarrollar su juego y así se llegaba al descanso.

Pero en la reanudación, Amistad no pudo mantener esa intensidad defensiva y la mayor calidad de Montecarlo terminó por imponerse, consiguiendo al final un claro y rotundo dos a cero, con el que los muchachos de Nacho Forcén se alzaron como campeones del torneo.