TEMPORADA 2010/2011




U.D MONTECARLO ALEVIN PREFERENTE - TEMPORADA 2011/2012


viernes, 29 de octubre de 2010

NUEVA SECCIÓN SEMANAL: "YO ESTUVE ALLÍ Y PUEDO CONTARLO"

Debemos encender la antorcha de la memoria y contar a las generaciones venideras los momentos irrepetibles que hemos visto y vivido.

Empecemos.

Yo estuve allí y puedo contarlo. Yo viví un... “momento mágico”.
Coincidiréis conmigo en que no es necesario ver el video colgado en YOUTUBE para elegir “el momento mágico” que se produjo durante el partido disputado contra el C.D. Zuera, porque ese momento está grabado a fuego en nuestra retina. Al menos en la mía.
Su protagonista fue... Pícolo, y me estoy refiriendo, como no podía ser de otro modo, a su fantástico remate de cabeza.
Sabido es que rematar un balón de fútbol con la cabeza implica una serie de actos dinámicos que deben coordinarse con precisión para garantizar el lanzamiento correcto de la pelota. El cuerpo entero debe estar preparado para que el impulso de la cabeza obtenga resultado positivo. Además, esta habilidad se vuelve más difícil cuando el jugador debe rematar el balón mientras corre o salta en presencia de sus adversarios y encima éstos le superan en altura y corpulencia física.
Pues bien, yo estuve allí y puedo contarlo:
Pícolo realizó un sensacional remate de cabeza. Mas que un remate fue un "homenaje al esternocleidomastoideo". Inició el movimiento del tronco hacia atrás, a continuación la cabeza y el cuerpo se extendieron como una misma unidad, con la barbilla posicionada hacia la zona pectoral, y esta inclinación le permitió a Pícolo una mayor velocidad hacia delante mediante la subsiguiente acción de la cadera y de los flexores de la cintura. Seguidamente, los brazos de nuestro bravo jugador se extendieron hacia delante, alejándose del tronco para equilibrarle y protegerle de los otros participantes que intentaban salir a su encuentro. Y sin solución de continuidad se produjo... el momento mágico: ¡Que remate!, ¡Que testarazo! ¡Que giro!, ¡Que escorzo!. En un movimiento de semi-salto, con las piernas adoptando una posición semi-flexionada hacia atrás y ligeramente hacia arriba, Pícolo remató de manera soberbia.
Y el resultado final de este maravilloso e irrepetible momento fue... fue..., fue que el portero detuvo el cabezazo. Pero eso, queramos o no, es otra historia.

(Como también habréis adivinado, el momento mágico del próximo partido ya está decidido y a buen seguro permanecerá mucho tiempo en nuestra memoria: se producirá cuando salten al terreno de juego todos nuestros hijos con la camiseta metida por dentro del pantalón). Así somos, vamos rojos.

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